Las últimas borrascas parecen haberse conjurado para multiplicar los problemas en Getxo. Una embarcación de Arriluze rompió amarras el día Nochebuena y desde entonces vaga sin rumbo por el Abra, como si de un buque fantasma se tratara. En los últimos días se la ha podido ver cerca del concurrido paseo que discurre entre Las Arenas y Neguri, varada en la playa de La Bola.
T. IZAGIRRE 0 Comentarios
Las últimas borrascas parecen haberse conjurado para multiplicar los problemas en Getxo. Una embarcación de Arriluze rompió amarras el día Nochebuena y desde entonces vaga sin rumbo por el Abra, como si de un buque fantasma se tratara. En los últimos días se la ha podido ver cerca del concurrido paseo que discurre entre Las Arenas y Neguri, varada en la playa de La Bola.
Lo que a primera vista puede parecer una simple anécdota entraña un peligro. «Cualquier día, con mareas vivas o viento, vuelve a quedar a la deriva», comenta un patrón getxotarra. Según él, la cuestión es complicada. «Lo lógico es que cualquier otra embarcación la hubiese remolcado y problema solucionado, pero si sigue así es porque su dueño no se hace cargo y no quiere rescatarla y volver a amarrarla». En la mar la cuestión no es quién pone el cascabel al gato, sino quien amarra un barco que no es suyo, porque pasa por ser «su custodio». Y eso tiene consecuencias: «Luego, si se hunde o tiene desperfectos, te pueden denunciar», apostilla este vecino de Getxo.
El caso es que nadie se hace cargo de la embarcación, con el riesgo que conlleva que la arrastre el oleaje. «Se tenía que hacer cargo la autoridad competente y solucionar esto, porque es una vergüenza», subraya un aficionado a la pesca de Arriluze.
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